viernes, 29 de enero de 2010

La escuela debe tratar bien a los vencidos

El Periódico 27/1/2010 Edición Impresa LA ENTREVISTA

François Dubet : «La escuela debe tratar bien a los vencidos»

François Dubet. Foto: ELISENDA PONS


Este experto en educación, uno de los más respetados en Francia, dice que el modelo escolar confeccionado a la medida de la nación se agota. La inmigración invita al ‘rediseño’.

NÚRIA NAVARRO

Este sociólogo sostiene que la escuela ha logrado ser democrática pero le falta ser justa. Y en esa lucha anda. François Dubet (Périgueux, 1946), director de estudios de la École des Hautes Études en Sciences Sociales, es autor de ensayos que han sacudido el sistema francés, como ‘La escuela de las oportunidades’ y ‘El declive de la institución’, publicados en castellano por Gedisa.

–Ha cambiado el paisaje en las aulas. Y a veces amenaza tormenta.
–Las escuelas están diseñadas a la medida de la nación. Pretenden formar buenos franceses, italianos o catalanes. Pero las cosas han cambiado. Urge construir programas para que todos puedan realizarlos.

–La atonía de algunos puede frenar el progreso de los otros, ¿no cree?
–Una escuela justa no es aquella que fabrica vencedores que tienen méritos, sino la que trata bien a los vencidos que no los tienen. Ellos poseen tantos valores humanos y sociales como los otros.

–Los exámenes no los evalúan.
–Yo soy partidario de no seleccionar a los alumnos hasta los 16 años. Hay que crear unidad. Luego ya empezará el combate. Porque si se comienza demasiado pronto, habrá una minoría excelente y una inmensa mayoría excluida.

–Buscar la excelencia no parece un mal propósito.
–Pero nunca se habla del 20 o el 30% de gente completamente incompetente. Si para producir un Albert Einstein o un Rafa Nadal hace falta que haya miles de cadáveres escolares, quizá es mejor que no se produzcan... La búsqueda de la élite ha causado en Francia una débil confianza en las instituciones y una baja estima en los alumnos. Y es a la élite a la que le interesa que eso ocurra.

–Eso, en el país de la libertad, la igualdad y la fraternidad...
–La escuela es ahora mejor que hace 50 años, cuando la entrada de mujeres, campesinos y obreros estaba vetada. Pero no se tiene en cuenta la realidad de las aulas. Por ejemplo, en 1970 la escuela pasó a ser mixta, la adolescencia y su revolución hormonal entraron en los centros, pero nadie previó hasta qué punto eso cambiaría las cosas.

–A la mezcla de sexos se suma ahora la diversidad de culturas.
–La escuela del siglo XXI debe ser común, eficaz en términos económicos –si los alumnos sienten que el diploma no les sirve, dejarán de ir–, y cumplir una función moral: formar individuos generosos y abiertos.

–¿Existe ya algún modelo que reúna tanta virtud?
–La escuela escandinava no está mal. Los niños van contentos, tiene un buen nivel y más igualdad. ¿El secreto? En los países protestantes el maestro no es el sucesor del cura.

–¿Qué quiere usted decir?
–Los países en los que el sistema educativo falla son aquellos que tienen una relación teológica con la escuela. Al ser una institución creada por la iglesia, creemos que tiene un deber sagrado: salvar el mundo.

–¿No exagera un poco?
–No. Esperamos que la escuela fabrique igualdad de oportunidades, determine la competencia del individuo, reemplace a la familia, integre a las minorías. ¡Eso no es razonable! Prestaríamos un gran servicio a la escuela no esperando de ella que arregle todos los problemas sociales.

–Algunos los puede suavizar.
–En Francia todo pasa como si hubiéramos renunciado a reducir las desigualdades sociales. Nos conformamos con decir: «Gracias a la escuela, los pobres podrán volverse ricos». ¡Es falso! Primero, porque los pobres se desenvuelven peor en la escuela, y segundo, porque los ricos no están dispuestos a cederles el puesto.

–Lo justo sería que mandara el mérito. Pero usted no está de acuerdo.
–Lo que no es justo es que las notas definan todos los méritos escolares. La escuela se concentra en el primero en matemáticas, pero se desentiende del amable, que socialmente resulta muy útil. ¡Eso es un regalo para las clases acomodadas! Además, desde la perspectiva del individuo, el mérito es muy violento.

–¿Violento en qué sentido?
–Hace 50 años un niño obrero podía decir: «No he tenido éxito en la escuela por culpa del sistema capitalista y burgués». Hoy la escuela meritocrática le condena a decir: «Si no he tenido éxito en la escuela es porque soy nulo». Y eso lo vuelve violento contra los educadores, y aumenta el absentismo.

–Y encima hay crisis de autoridad.
–Cada alumno debe percibir su centro como una comunidad política en la que existe una ley y esa ley se debe respetar. Por su parte, los profesores deben estar presentes.

–Los que, a veces, no lo están son los padres.
–Hay voces que reclaman la vuelta al hogar de la mujer, pero eso no pasará. Por tanto, la escuela debe acoger, hacer sentir al niño que en ella se hace más inteligente y más libre. El problema, insisto, es que el objetivo es tener éxito en la competición...


Laberinto



El parque del laberinto de Horta (a veces denominado también jardines del Laberinto de Horta) es un jardín histórico en el distrito de Horta-Guinardó de Barcelona, el más antiguo que se conserva en la ciudad. Ubicado en la antigua finca de la familia Desvalls, cerca de la sierra de Collserola, el parque incluye un jardín neoclásico del siglo XVIII y un jardín romántico del siglo XIX.

viernes, 22 de enero de 2010

Metamorfosis

TRIBUNA: EDGAR MORIN

Elogio de la metamorfosis

El objetivo ahora es salvar a la humanidad. Para ello urge cambiar nuestros modos de pensar y vivir. La idea de metamorfosis, más rica que la de revolución, aporta la esperanza en un mundo mejor

EDGAR MORIN, El País 17/01/2010
Cuando un sistema es incapaz de resolver sus problemas vitales por sí mismo, se degrada, se desintegra, a no ser que esté en condiciones de originar un metasistema capaz de hacerlo y, entonces, se metamorfosea. El sistema Tierra es incapaz de organizarse para tratar sus problemas vitales: el peligro nuclear, agravado por la diseminación y, tal vez, privatización del arma atómica; la degradación de la biosfera; una economía mundial carente de verdadera regulación; el retorno de las hambrunas; los conflictos étnico-político-religiosos que tienden a degenerar en guerras de civilización... La ampliación y aceleración de todos esos procesos pueden considerarse el desencadenante de un formidable feed-back negativo, capaz de desintegrar irremediablemente un sistema.
Lo probable es la desintegración. Lo improbable, aunque posible, la metamorfosis. ¿Qué es una metamorfosis? El reino animal aporta ejemplos. La oruga que se encierra en una crisálida comienza así un proceso de autodestrucción y autorreconstrucción al mismo tiempo, adopta la organización y la forma de la mariposa, distinta a la de la oruga, pero sigue siendo ella misma. El nacimiento de la vida puede concebirse como la metamorfosis de una organización físico-química que, alcanzado un punto de saturación, crea una metaorganización viviente, la cual, aun con los mismos constituyentes físico-químicos, produce cualidades nuevas.
La formación de las sociedades históricas, en Oriente Medio, India, China, México o Perú, constituye una metamorfosis a partir de un conglomerado de sociedades arcaicas de cazadores-recolectores que produjo las ciudades, el Estado, las clases sociales, la especialización del trabajo, las religiones, la arquitectura, las artes, la literatura, la filosofía... Y también cosas mucho peores, como la guerra y la esclavitud.
A partir del siglo XXI, se plantea el problema de la metamorfosis de las sociedades históricas en una sociedad-mundo de un tipo nuevo, que englobaría a los Estados-nación sin suprimirlos. Pues la continuación de la historia, es decir, de las guerras, por unos Estados con armas de destrucción masiva conduce a la cuasi-destrucción de la humanidad.
La idea de metamorfosis, más rica que la de revolución, contiene la radicalidad transformadora de ésta, pero vinculada a la conservación (de la vida o de la herencia de las culturas). ¿Cómo cambiar de vía para ir hacia la metamorfosis? Aunque parece posible corregir ciertos males, es imposible frenar la oleada técnico-científico-económico-civilizatoria que conduce al planeta al desastre. Y sin embargo, la historia humana ha cambiado de vía a menudo. Todo comienza siempre con una innovación, un nuevo mensaje rupturista, marginal, modesto, a menudo invisible para sus contemporáneos. Así comenzaron las grandes religiones: budismo, cristianismo, islam. El capitalismo se desarrolló parasitando a las sociedades feudales para alzar el vuelo y desintegrarlas.
La ciencia moderna se formó a partir de algunas mentes rupturistas dispersas, como Galileo, Bacon o Descartes; luego, creó sus redes y sus asociaciones; en el siglo XIX, se introdujo en las universidades y, en el XX, en las economías de los Estados, para convertirse en uno de los cuatro poderosos motores del bajel espacial llamado Tierra. El socialismo nació en algunas mentes autodidactas y marginalizadas del siglo XIX, para convertirse en una formidable fuerza histórica en el XX. Hoy, hay que volver a pensarlo todo. Hay que comenzar de nuevo.
De hecho, todo ha recomenzado, pero sin que nos hayamos dado cuenta. Estamos en los comienzos, modestos, invisibles, marginales, dispersos. Pues ya existe, en todos los continentes, una efervescencia creativa, una multitud de iniciativas locales en el sentido de la regeneración económica, social, política, cognitiva, educativa, étnica, o de la reforma de vida.
Estas iniciativas no se conocen unas a otras; ninguna Administración las enumera, ningún partido se da por enterado. Pero son el vivero del futuro. Se trata de reconocerlas, de censarlas, de compararlas, de catalogarlas y de conjugarlas en una pluralidad de caminos reformadores. Son estas vías múltiples las que, al desarrollarse conjuntamente, se conjugarán para formar la vía nueva que podría conducirnos hacia la todavía invisible e inconcebible metamorfosis. Para elaborar las vías que confluirán en la Vía, tenemos que deshacernos de las alternativas reductoras a las que nos obliga el mundo de conocimiento y pensamiento hegemónico. Así es necesario, al mismo tiempo, mundializar y desmundializar, crecer y decrecer, desplegar y replegar.
La orientación mundialización-desmundialización significa que, si bien hay que multiplicar los procesos de comunicación y "planetarización" culturales, si bien necesitamos que se constituya una conciencia de "Tierra-patria", también hay que promover, de manera desmundializadora, la alimentación de proximidad, los artesanos de proximidad, los comercios de proximidad, las huertas periurbanas, las comunidades locales y regionales.
La orientación crecimiento-decrecimiento significa que hay que potenciar los servicios, las energías verdes, los transportes públicos, la economía plural -y por tanto la economía social y solidaria-, las disposiciones para la humanización de las megalópolis, las agriculturas y ganaderías biológicas, y reducir los excesos consumistas, la comida industrializada, la producción de objetos desechables y no reparables, el tráfico de automóviles y de camiones en beneficio del ferrocarril.
La orientación despliegue-repliegue significa que el objetivo ya no es fundamentalmente el desarrollo de los bienes materiales, la eficacia, la rentabilidad y lo calculable, sino el retorno de cada uno a sus necesidades interiores, el gran regreso a la vida interior y a la primacía de la comprensión del prójimo, el amor y la amistad.
Ya no basta con denunciar, hace falta enunciar. No basta con recordar la urgencia, hay que comenzar a definir las vías que conducen a la Vía. ¿Hay razones para la esperanza? Podemos formular cinco:
1. El surgimiento de lo improbable. La victoriosa resistencia, en dos ocasiones, de la pequeña Atenas frente al poderío persa era altamente improbable, pero permitió el nacimiento de la democracia y la filosofía. También fue inesperado el frenazo de la ofensiva alemana ante Moscú, en el otoño de 1941, e improbable la contraofensiva victoriosa de Zhúkov, iniciada el 5 de diciembre, que vendría seguida, el 8, por el ataque de Pearl Harbour y la entrada de Estados Unidos en la guerra.
2. Las virtudes generadoras-creadoras inherentes a la humanidad. Al igual que en todo organismo humano adulto existen células madre dotadas de aptitudes polivalentes (totipotentes) propias de las células embrionarias, pero desactivadas, en todo ser humano, y en toda sociedad humana, existen virtudes regeneradoras, generadoras y creadoras durmientes o inhibidas.
3. Las virtudes de la crisis. Al tiempo que las fuerzas regresivas o desintegradoras, las generadoras y creadoras despiertan en la crisis planetaria de la humanidad.
4. Las virtudes del peligro. "Allá donde crece el peligro, crece también lo que nos salva". La dicha suprema es inseparable del riesgo supremo.
5. La aspiración multimilenaria de la humanidad hacia la armonía (paraíso, luego utopías, después ideologías libertaria/socialista/comunista, más tarde aspiraciones y revueltas juveniles de los años sesenta). Esta aspiración renace en el hervidero de iniciativas múltiples y dispersas que podrán alimentar las vías reformadoras destinadas a confluir en la vía nueva.
Las viejas generaciones están desengañadas de tantas falsas esperanzas. A las jóvenes les entristece que no haya una causa común como la de nuestra resistencia durante la II Guerra Mundial. Pero nuestra causa llevaba en sí misma su contrario. Como decía Vassili Grossman de Estalingrado, la mayor victoria de la humanidad fue también su mayor derrota, puesto que el totalismo estalinista salió victorioso de ella. Hoy, la causa es inequívoca, sublime: se trata de salvar a la humanidad.
La verdadera esperanza sabe que no es certeza. Es una esperanza no en el mejor de los mundos, sino en un mundo mejor. "El origen está delante de nosotros", decía Heidegger. La metamorfosis sería, efectivamente, un nuevo origen.

viernes, 15 de enero de 2010

Los autores franceses y alemanes podrán vender sus libros en Kindle

Kindle amplia la oferta de libros a autores y editores ingleses, alemanes y franceses. Hasta ahora el lector electrónico de Amazon sólo admitía a los escritores y editores estadounidenses. La empresa también asegura que en los próximos meses se ampliará a otros idiomas, previsiblemente el español. Con esta estrategia, Kindle quiere convertirse en el principal sistema a través del cual escritores y editores vendan sus propios productos al lector.

EL PAÍS - Barcelona - 15/01/2010

viernes, 8 de enero de 2010

Spam


Se llama spam, correo basura o sms basura a los mensajes no solicitados, habitualmente de tipo publicitario, enviados en grandes cantidades (incluso masivas) que perjudican de alguna o varias maneras al receptor. La acción de enviar dichos mensajes se denomina spamming.
Aunque se puede hacer por distintas vías, la más utilizada entre el público en general es la basada en el correo electrónico.

El origen de la palabra spam tiene raíces estadounidenses: La empresa charcutera estadounidense Hormel Foods lanzó en 1937 una carne en lata originalmente llamada Hormel's Spiced Ham. El Spam fue el alimento de los soldados soviéticos y británicos en la Segunda Guerra Mundial, y desde 1957 fue comercializado en latas que ahorraban al consumidor el uso del abrelatas.

Más adelante, el grupo británico Monty Python empezó a hacer burla de la carne en lata. Su divertidísima costumbre de gritar la palabra spam en diversos anuncios publicitarios se trasladó al correo electrónico no solicitado, también llamado correo basura.