jueves, 28 de octubre de 2010

Mujeres transformando las miradas




Recrearse las flores las miradas
en el mismo camino de la cala
idéntico y distinto para ver
unas bellis perennis transformadas.

Las diosas de las flores, los jardines,
alumbren con sus fuegos la Floralia,
renueven esos ciclos de la vida,
festejen de esas flores deshojadas

las danzas entre espejos transparentes,
levanten los cristales de sus copas
en medio de ese bosque tan perdido
que ellas aquel día sí encontraron.

Perséfone y Deméter de la mano
sus ojos y sus manos restaurando
las diferentes luces en la sombra
la fiesta de los bailes de los prados

en poses de acrobacia más audaces
sin tiempo obligatorio para ser
las fértiles mujeres que celebran
los ritos iniciáticos selváticos

de un mundo que renace en sus imágenes
del centro de este trance trascendiendo
en flores tan distintas como son
chirivitas que causan chiribitas

en los ojos que ven y que no ven
la imagen retenida en la retina
en aire de la luz mediterránea,
el color de acuarelas de las nubes
en tinte retenido entre estos pinos,
la poesía en disparos encendida
en clima de contagio emocional,
la musica en pinceles perfumada
que embriaga con canciones su nariz,
el sabor delicioso de la lengua
que apura hasta su punta el paladar...

Encabezan esta entrada, que dedico a Elvira y Ofelia,  dos imágenes de Flora
pintadas por J. W. Waterhouse.
 

sábado, 23 de octubre de 2010

Mujeres que renacen en su encuentro


El canto de cigarras caluroso
inundaba las horas de la tarde
mezclado con el río que sonaba
y hablaba de esas cosas del pensar.

El aire desprendía ese aroma
fundido en el fruto de una higuera
morada del color, fruto maduro,
las brevas por los suelos que alimentan
de muerte esa otra vida por venir.

El árbol de la vida del origen,
el árbol de la ciencia primigenio
escrito en otro libro de memorias,
relatos tan antiguos como el mundo
que leemos leyendo cuanto está
escrito previamente en esta tierra,
el lecho de los ríos, tan sonoro,
el lecho de la tierra como en casa,
el aire perfumado por la higuera,
el aire de este aire tan repleto
de un canto de cigarras pertinaz,
los sueños que se sueñan descansados,
los sueños que imaginan mil momentos,
los sueños  en los sueños que se ensueñan
en las ensoñaciones cotidianas,
las lágrimas en lágrimas vertidas
en el río, los ríos de las lágrimas
vertidas por los ríos de este mundo,
las lágrimas que viajan y se buscan
en lágrimas de caras conocidas,
las lágrimas de Ceres reencontradas
con su hija ProserpinA otra vez...

lunes, 18 de octubre de 2010

Mujer viva decide revivir

El beso, Gustav Klimt, 1907-08

Has sellado tus labios en la muerte,
los labios en la flor más sempieterna,
la flor sobre tus labios siempreviva,
la flor sobre tus labios en tu suerte.

Has cerrado tu puerta de la vida,
igual que en el momento en que naciste,
dudando en el instante entre tu muerte,
dudando en el instante entre tu vida.

Fui yo u otro yo quien se saltó
la norma estipulada en este mundo
y poniendo mis labios en los tuyos
los labios de mi vida en tu muerte,
mi aliento en tu aliento mortecino,
mi aliento en tu aliento derritiendo
la cera de la vida en el aire,
la cera de la vida estremecida,
la cera de la vida, por los aires,
en tus labios, tu lengua, tu garganta,
en el grito ahogado en un instante
ante el riesgo de muerte de tu vida,
ante el juego y capricho del azar,
fui yo quien decidió cambiar la suerte
y jugarse el todo por el todo por el todo,
el todo por el todo por el todo...
quien traspasó fronteras en tu muerte
entrerrada en tu cuerpo sin tu vida,
quien rescató la tierra entre tus manos
por rescatarte y rescatar la tierra,
tu tierra de matriz generatriz,
en donde todo queda por plantarse,
en donde todo queda por vivirse,
en donde tú y yo, que decidimos,
al nacer revivir, vivir, vivirnos
nos hemos reencontrado nuevamente,
nos hemos reencontrado donde antes,
nos hemos reencontrado en el principio,
nos hemos reencontrado sin el tiempo
sin pasado presente sin futuro,
en la vida de muerte que da vida
donde hemos encontrado sin buscarlos
estos labios sellados hace tiempo,
el tiempo en el sello de los labios
a tiempo por vivir intensamente,
el tiempo, labio a labio, sobre el sello
de la vida en el tiempo más vital...

sábado, 16 de octubre de 2010

Mujer Niña en voz de un hombre muerto

A mi amigo, Antonio,
que como este Antonio, 
murió de tal manera...
Y para mi hija Berta,
la flor que siempre baila en mi jardín.
Y para todas esas otras hijas
que siento como hijas que son mías...


jueves, 14 de octubre de 2010

Mujer Lilith entrando en el Mar Rojo

Lilit (1892), por John Collier

Apogeo lunar en luna negra,
reposición fugaz sin luz precisa,
invisibilidad letal y leve...
Sobre un mar oscuro se ha posado
un cénit inconsciente desde el cielo.

El sello y el marchamo de una voz,
la marca de la flor sobre la piel,
el tatuaje maldito de una estrella
en su nombre en su voz de una mujer
en contra de moral establecida.

Lilith, demonio en voz de Lilith, voz,
voz a contracorriente en contra contra
cualquier control en forma de control
que reprima reprime toda forma,
nuevas formas forzadas hasta el límite.

Lilith, Naamá, Eva frente al fuego,
solas, alrededor de un mismo centro,
habiendo abandonado el paraíso
para llegar a orillas del Mar Rojo
y entrar en sus aguas infestadas.

Lilith, con Idlu Lilu y Artad Lili,
los lilims más antiguos y fecundos,
espíritus errantes femeninos,
figuras del vampiro y del súcubo
claves de creación procreación.


Los ojos los oídos han entrado
dentro de un mar rojo de mujeres
y en sus gestos absortos se han mirado
y escuchado las voces que han oído
voces de un gineceo mujeres.

Las voces de la vida tan antiguas,
olores y aromas uterinos,
sabores de humedades delicados,
el tacto duro y tierno de los dedos,
belleza a ojos vista de una vez...
 

La alquimia en los sentidos se ha mezclado,
la voz ha pronunciado el maleficio
que se ha sumergido mar adentro
dentro de un gineceo de mujeres
dentro de un gineceo de mujeres
dentro de un gineceo de mujeres...

martes, 12 de octubre de 2010

Mujer voz en los labios de la muerte

 Fresia (Freesia x hybrida). Fotografía: Ofelia Gasque Andrés


He oído palabras de esas voces
las voces que en su voz me han enviado
mensajes en botellas que he guardado
en tiempo de los tiempos transcurridos.


He sabido por voz de esas voces
que tu voz y mi voz han coincidido
al negar el momento, al negarnos
a saltar este tiempo detenido.

Me han hablado de un tiempo simultáneo
de impaciente esperanza y de paciencia,
tu paciencia aprendida tan paciente,
mi impaciente esperanza de la vida.

Nos negamos sin duda momentánea
momentos de morir nacer crear,
momentos de decir en voz bien alta
ha llegado el momento de leer
el libro que has escrito sin palabras,
los labios del rescate de la muerte,
el toque delicado de los labios,
el tiempo dado al tiempo en el tiempo,
el tiempo en las cenizas acendrado,
el tiempo de los labios encendidos,
el tiempo que se cuece con el tiempo,
el tiempo  que se aviva con la llama
de un fuego cocinando a fuego lento
un tiempo impaciente esperanzado,
un tiempo de paciencia tiempo a tiempo...

lunes, 11 de octubre de 2010

Mujer muerta viviente en esta vida

Ofelia de John Everett Millais (1852)

¿Será tocar los labios para ti
eso que significa para mí?

Quise tocar los labios de la muerte,
los labios de tu muerte tan secreta,
los labios del secreto de tu muerte,
los labios de los sueños solamente.

Quise tocar tus labios de secretos
guardados en el cofre de tu cuerpo,
tus labios quizá muertos redivivos
tus labios que nacieron con tu muerte.

Quise saber si el sueño de mi luna,
mi luna de una noche de sirena,
sirena que se marcha mar adentro,
sirena que me brinda ese camino,
camino de los sueños en el mar
que parte del andar de una sirena,
era tu sueño y era el mismo sueño.

Quise saber si el sueño que vivía,
un sueño en un mar de noche 
negra ,
un sueño en un mar de plenilunio,
un sueño como un fósforo que alumbra,
un sueño como un fósforo encendido
en ráfagas de luz en tu figura,
en ráfagas de luz sobre tu cuerpo
traspasado en tu muerte por la luz,
era el sueño que tú también soñabas.

Quise, quise saber, ver el silencio
sin voz en la pregunta que aún me hago
sin voz en el aliento de tu muerte,
sin saber ni sabiendo último aliento
en tu cuerpo, en mi cuerpo, tan terrenos,
en tu cuerpo, en mi cuerpo, tan humanos,
en tu cuerpo, en mi cuerpo, sumergidos
en las aguas del mar que sabe a noche,
en las aguas del mar que sabe a luna,
en las aguas del mar que sabe a sueño,
en las aguas del mar que sabe a muerte,
el sueño de un secreto compartido,
el sueño de un secreto ritual,
el sueño del secreto de tu muerte,
el sueño del secreto de mi muerte,
el sueño del secreto de la vida...

sábado, 9 de octubre de 2010

Mujer Muerte danzando con la vida


Cuenta el mito que el cosmos nació de una
danza, y nació de una muerte en danza
la mujer que nació desde su muerte
danzante en la muerte de esta vida.

Sí decidió por fin nacer, de muerte,
de vida, viva muerte, muerte en vida,
si nació muerta fue para alzarse
y expresarse en los gestos de la danza.

¿Cuál es tu ser mujer, que has salido
de esa sombra del vientre de la muerte?
¿Cuál es tu fuente, dónde nació tu agua
que mana sin descanso de tu sed?

Danzas esta agua, danzas esta vida,
danzas este silencio que acaricia
con esos movimientos tan sutiles
delicados en gestos de las flores.

Gestos y movimientos, diferidos
que dudan si morir nacer crecer,
que crean y recrean nacimientos
guardados en el ser de todo ser.

Gestos y movimientos transmitidos
en aras de nacer crecer morir
instantes regalados con el tiempo
que vives que vivimos lentamente.

Gestos y movimientos, inundados
del agua de belleza en este libro
que escribes en imágenes en páginas
que hablan en silencio sin hablar.

Gestos y movimientos, expresiones
que contigo y en ti resucitaron
en aliento del ser, del ser humano
en la boca del aire que dio vida
porque quiso jugarse a sí mismo,
impaciente impaciencia esperanzada,

la llama incandescente que da vida,
ante el riesgo a perder esta jugada,
frente al azar que duda en su capricho
quiso perderse en labios de la muerte,
sabiendo sin saber su último aliento,
la muerte amanecida con la vida...

jueves, 7 de octubre de 2010

Mujer Pandora abriendo su caja

John W. Waterhouse, 1896.

La primera mujer, de nombre de Eva
mujer mortal a imagen semejanza
de las llamas del fuego del Olimpo
robadas por promesas de esperanza.

La tapa de un jarrón, jarra sin tapa
los males y los bienes liberados
el cierre del cerrojo desprendido
de estirpe inteligente de Atenea.

Si cada cual descubre su belleza,
si cada quien se siente cautivado,
si ha destapado auténticas mentiras
y cede el corazón esperanzado

a expensas de la caja que ha dejado
enterrada en el medio del camino,
a laslos mujerhombre en esta tierra,
a esasesos andrógenos vivientes,

laslos primer@s jóvenes recientes,
laslos menores niñ@s incipientes,
laslos antiguas almas y las flores
en aguas de voraz naturaleza,

los gritos de animales que se llaman
muy dentro de la sombra más oscura,
tan dentro de la noche más cerrada,
despacio en el tiempo a tiempo vivo,

se encuentren, esos seres tan perdidos
se encuentren y se pierden en planeta
perdido en la galaxia conocida,
planeta en peligro tan querido,
planeta que precisa de cuidado,
planeta sin un centro, acentrado
en universo oculto en una caja,
un universo a punto de estrenar
que está enteramente por hacer...

miércoles, 6 de octubre de 2010

Mujer Circe hechizando navegantes

John W. Waterhouse, 1891

Si bien es tierra es hija de algún sol
y adopta edad de edad sujeta a cambios
en las cartas de muerte que se mueve
ascendente y descendente en marmitas
donde mezcla brebajes y conjuros.

Perséfone en Circe transformada
triunfante en el infierno de este mundo
rompiendo los hechizos más profundos
surgiendo de la tierra enterrada
en nueva primavera perdurable.

Mujer vieja que vive y ha vivido
mil viajes de ïda y de vuelta,
mil virajes de estela en navegantes,
mil parajes perdidos por las redes,
mil paisajes repletos de genciana.

Circe, mágica Circe que desvela
estas naturalezas tan humanas
de ancestros animales de rincones
ocultos de los cuerpos escondidos
que pugnan por salir, vivir, hablar.

Circe, su magia en manos misteriosas
que descifran descifren los enigmas
repartidos por rutas de la vida
repetidos distintos espirales
que crecen sin llegarse a repetir.

Circe, sus manos, manos de la magia
femenina, las manos que refutan
que refuten, sentencias de algún juez,
sus manos peligrosas y repletas
repletas de sus luces y una flor.

Circe, la maga Circe, libre Circe,
la dueña venenosa de licores
que curan y reparan desalientos,
la dueña del veneno que se inyecta
y consigue curar las amarguras,
la dueña del veneno de ilusiones
cobijadas en émbolos de luz,
la dueña del veneno de la vida
que fluye por las venas del vivir,
la dueña del veneno en una luz,
la dueña del veneno en una flor,
la dueña del veneno de genciana...

domingo, 3 de octubre de 2010

Mujer Eco doblándose en los labios

Detalle de "Eco y Narciso", de John W. Waterhouse




"Tremedal que xera esta doenza..."*
terreno pantanoso y enturbiado,
césped en superficie aparentado,
tremendal que genera esta dolencia...

Si en profunda esperanza despeñado
mi abismo aspira a un cielo sin conciencia
que me suba en sus alas de demencia
este azar hasta un punto más alzado

donde el techo retiemble en levedad
de andar sobre tu piel, sobre tu peso
que atenta contra ley de gravedad

transcrita en las palabras de un beso
en ecos de estos labios sin edad
mezclados con las llamas de embeleso...


*El primer verso es del poeta Xoán Abeleira
Esta entrada le va dedicada, y también para Inés, que me lo ha dado a conocer.

viernes, 1 de octubre de 2010

Mujer Erató sembrando su lecho

Erato bajo la piel del deseo,
una antología de 90 poetas contemporáneos
en lengua castellana, gallega y catalana

Has sembrado tu lecho del amor
de flores de jazmín, hojas de menta
y me retas a que entre sin afrenta
en huecos de esta tierra sin candor.

Sin querer o queriendo mi alma atenta
se ha acercado escogiendo entre el fragor
las batallas perdidas sin valor
en caprichoso azar que en red alienta

tus nudos descentrados que deshacen
deshacen más allá de esta vida
paisajes de jardines que subyacen

en medio de rieras y avenida
del agua, aire, fuego que rehacen
tus surcos en la tierra estremecida...