¿De verdad es tan difícil de entender la sintaxis de una lengua? ¿Es aburrido estudiar sintaxis? ¿Cómo, por qué y para qué estudiar sintaxis? ¿Cuál es el papel de la sintaxis a la hora de comunicarnos? ¿Cómo se puede enseñar y aprender sintaxis de una manera amena y rigurosa a la vez? ¿Quién teme a la sintaxis lúdica?...
Éstos y otros interrogantes por el estilo están llamando insistentemente a la puerta de las clases de lengua y nos impelen a concentrar esfuerzos en descubrir didácticas complementarias a las tradicionalmente practicadas, a fin de poder abordar con unas expectativas diferentes el estudio y tratamiento de la sintaxis en el marco y la dinámica educativa del grupo-clase.
Una inquietud pedagógica de este tipo nos ha de llevar a aguzar el ingenio para ampliar nuestros recursos didácticos, nos ha de animar a buscar otra manera de incorporar la sintaxis a las clases de lengua, otra manera de organizar las actividades prácticas y teóricas, incluso la evaluación y el control del proceso de aprendizaje, intentando siempre suscitar al máximo la complicidad de todo el grupo.
Cabe afirmar que es viable plantear una didáctica de la sintaxis, lúdica e interactiva.
Y entonces... ¿cómo integrar de manera motivadora y coherente la práctica y la teoría sintácticas en las clases de lengua y en las actividades de aprendizaje de la lengua? Esa tarea consistirá, sobre todo, en conseguir poner de relieve cuál es el papel de la sintaxis en la mejora y progreso de los conocimientos, recursos y habilidades lingüísticas, recursos necesarios todos por igual, para intervenir con fortuna en los procesos de comunicación. No hay duda de que la sintaxis tiene un papel relevante a la hora de escribir, leer, hablar, escuchar, comprender, expresar, corregir...
Proponer un taller-laboratorio de juegos de comunicación en grupo para aprender sintaxis abre un camino para dar respuesta a tan debatida cuestión.
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