domingo, 8 de noviembre de 2009

Serie de Sonetos III


Con la tinta invisible escribo un verso,
un conjuro expresado de palabra,
mágico sortilegio abracadabra
del nombre que te nombra y su reverso.

Al leerlo el corazón quizá se reabra
en las letras escritas en transverso
y le den un sentido más diverso
a eso que mi cerebro descalabra.

¿Es pasión, es un juego, es desvarío,
es imaginación hasta el extremo...?
El caso es que si yo solo me río

es de verme en el trance tan supremo
de enderezar los versos del desvío
a la que me descuido como un memo.

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