un nuevo alfabeto, nuevos signos
acordes con el signo de los tiempos,
capaces de enunciar qué es lo que pasa.
Tendremos que decir qué está pasando,
lo bueno y lo malo de este mundo
en voces del vivir y el desvivir
entre estas magnitudes que se mueven.
Habrá que hablar entre estas magnitudes
sin dejar nuestra voz en manos de otros,
a veces destacando qué da vida,
a veces denunciando qué da muerte.
Decir con fuerza en voz irrefrenable
qué envenena este globo que habitamos,
qué ahoga las aguas y los aires,
qué destierra la tierra de las plantas.
Decir con fuerza en voz irrefrenable
quién promueve el valor en promoción,
quién defiende tan sólo la codicia
y el individualismo insolidario.
Decir con fuerza en voz irrefrenable
quién maquina el lavado de cerebro,
qué nos lava el cerebro y nos atonta
en una mayoría silenciosa.
Habrá que hablar, decir, largar la lengua,
retomar la palabra en nuestras bocas,
abrazar con la voz los sentimientos,
recobrar el sentido en los sentidos,
pronunciar: somos libres, y queremos
el respeto por la naturaleza,
el valor de que a nadie se le excluya,
la belleza en las cosas más sencillas,
la lluvia del cerebro en creación
el tiempo de miranos a los ojos,
la dicha de notar que estamos vivos
y vamos a librar nuestra energía,
para actuar, tranformar, hacer de nuevo,
hablar de nuevo nuevamente
en las calles en cambio en este mundo
y en los nudos en cambio en esta red...