martes, 27 de enero de 2015

La sal traía un gesto...

Foto: Àngel S. Martínez

XIV


Tras un itinerario pista a pista
una edificación frente a la mar.


Los dedos no desmienten la distancia,
los dedos no desmienten las miradas
que otean con temor reverencial…

Los dedos de miradas de las manos,
las manos, las miradas y los dedos
tocando dedo a dedo estos terrones…


¿ La mar habrá dejado estas señales
que saltan a los ojos y a las manos?

¿La sal con su cristal iluminando
querrá dejar aquí alguna señal?


La mar y las miradas y los dedos
de sal de los cristales cautivados…

Las manos, las miradas y los dedos
de dedos de miradas de las manos…


Los pies sobre la arena van mirando
los ojos que van viendo la mirada…

Los pies frente a la mar sobre la arena
sintiendo su frescor amanecida...


Venciendo sus temores de una vez
dos dedos se deciden a hacer pinza...

El gesto de los dedos, de los ojos,
el gesto tan antiguo de las manos…


La sal sobre la arena es un espejo
de luz de Sol de sal que deja a ciegas…

La luz de Sol de sal
de luz amanecida de la sal,
de luz amanecida, y de tierra,
de tierra y de arena, y de mar,
de tierra y de arena y de paisaje
de la imaginación aparecido…

Dos dedos se deciden…

…Y el círculo en la arena en zigurat
de edificio de frutos de la mar:
las algas y las conchas, caracolas,
las piedras, las halitas de la sal…

Dos dedos se deciden…

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