Foto: Àngel S. Martínez
XXXI
…Y se volvió a dar
lo inesperado:
Las plantas de los
pies sobre la arena,
las plantas de los
pies del pescador,
las plantas de los
pies,
la arena de las
plantas de los pies
de arena en coordenadas cenitales
de cénit y nadir,
en zenith y azimut y en nathir,
en zenith y en nathir y en horizonte,
en zenith y en nathir horizontal…
La mar, la luz, la
sombra, Sol y Luna,
las luces de la luz,
y en espejos del
agua, Sol y Luna,
las luces de la mar,
y el color del
cristal de las estrellas,
las luces del
cristal
y el halo de la sal
de la sirena,
las luces de la sal,
las luces de sirena
de la sal…
Y entonces un
camino va creciendo
desde adentro hacia
afuera hacia la orilla,
desde adentro hacia
afuera,
un camino de sal
que está incitando
a dar un simple
paso al pescador,
a que adelante un
paso,
a cruzar el umbral,
a andar la estela,
la estela de la sal
de la sirena,
la estela de sirena
de la sal…
Y entonces del
camino y de las olas
la mar retorna
entero aquel cristal,
aquella caracola de colores,
aquella caracola en abanico,
aquel trozo de estrella hasta la orilla.
¿Destino que se abre y que se cierra?
¿Destino en los cristales de la sal?
¿La sal iluminando aquel camino?
¿La sal iluminando aquel destino?...
Recoge aquel cristal el pescador
y en su mano aquel sueño, o esta estrella,
esta estrella de sal sobre la estela
de sal de la sirena de la sal.
Recoge aquel cristal el pescador
y en su mente este sueño, este cristal,
este espejo de sal, este camino
que anduvo, que ha andado su mirada
mirando la sirena de la sal…
Y en su mano un cristal el pescador
y un sueño, un cristal o una estrella.
Y en su mente un cristal el pescador,
y un sueño, un cristal o una estrella…
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