Foto: Àngel S. Martínez
XXXII
¿La sal que cristaliza en un camino
que forma superficies sobre el mar?
¿Espejos de
cristal, cristal y estrellas
trazando itinerarios hechos trizas?
trazando itinerarios hechos trizas?
¿Senderos de la sal, sal y destinos
en dados de los cubos de la sal?
en dados de los cubos de la sal?
¿Los cantos de sirena de otros tiempos
sonado y resonado otra vez?
sonado y resonado otra vez?
¿Un sueño en el espejo de los sueños
cruzando laberintos con espejos?
cruzando laberintos con espejos?
¿Un sueño de la mente o desatino?...
Y mira aquel cristal el pescador,
aquella caracola de colores
que se abre y que se cierra en abanico.
Y mira y mira y siente la llamada
en voz de la sirena de la sal,
sirena de la sal que se ha ausentado
dejando dos estelas tras de sí:
el eco de los cantos de su voz
y un camino de sal de ida y vuelta.
¿Por qué ha aparecido esta sirena
y ha desaparecido acto seguido?
y ha desaparecido acto seguido?
¿De dónde ha salido y por qué
se ha dormido en el lecho de la playa?
¿Por qué se ha marchado con su voz
cantando esa canción de la sirena?
¿Sirena adormecida que cantando
invita al navegante a que la siga?
¿Sirena de la voz y de la sal,
de voz adormecida de sirena?...
Un sueño de la sal
el pescador,
un sueño de la sal,
un sueño en el
recuerdo sin sirena.
Un sueño de camino
de la sal,
un sueño de la sal,
un sueño de sirena sin
sirena.
Un sueño de canción
de la sirena,
un sueño de la sal,
un sueño de la voz sin
la sirena…
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