sábado, 4 de abril de 2015

Un sueño de sirena...

Foto: Àngel S. Martínez


XXIX


Un sueño en la mirada el pescador,
 un sueño de la sal entre las manos.

Los brazos decididos y las piernas
clavadas en cubierta como un mástil.

Las gemas de la sal, la flor de sal,
el calcio el magnesio el potasio
el yodo el manganeso, elementos
de vida de la sal cristal de roca.

Y en su mano el cristal el pescador,
el cristal que se ha abierto en caracola,
el cristal que ha crecido en abanico
de color, de colores de arco iris…


Sus pasos adelanta el pescador,
sus pasos hasta el límite del agua,
dispuestos ya sus brazos y sus piernas
y el disco de la sal entre sus manos.


La voz de la sirena que se aleja
y aquí, en esta orilla, aún se oye:


lisi nol, nul nul se,
liri son, nul nul se,
lili sol, nul nul se,
lisi nol,
liri son,
lili sol,
si nul mar…


Girando sobre su eje el pescador,
con gesto sobrehumano embravecido,
lanza con fuerza el disco de la sal,
deja volar la estrella de la sal,
la estrella que, surcando por los aires,
persigue la sirena que se aleja,
la voz de la sirena, aquella voz
del eco repetido que se apaga,
del eco que en el mar se va ahogando,
se va, desaparece, se sumerge
en las lejanas aguas mar adentro,
hacia adentro hacia afuera,
hacia afuera hacia adentro,
mar hacia sus adentros,
palabras a raudales de su voz,
curvo vaivén acústico acüoso...


La sal, la sal, la sal, la sal, la sal…
la mar sin voz, sin voces de la sal,
sin voces de la sal de la sirena,
silencio de la voz,
ausencia de la voz,
ausencia de la sal,
silencio de la sal…


Y un sueño de la sal el pescador…

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