Blade Runner - Roy Batty
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Partimos siempre de algún punto, de algún espacio, desde el que nos lanzamos a vivir. Se trata de un acto iniciático más o menos consciente, un ejercicio de voluntad, de decisión, de reafirmación de las ganas de reemprender la vida...
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El Digital Concert Hall es un portal situado dentro de la página web de la Filarmónica (www.berliner-philharmoniker.
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La era digital corre para todos como un galgo. En el mundo de los melómanos ha llegado un poco más a rebufo, pero no ha tardado en implantarse. Las tiendas virtuales han empezado a funcionar. Las óperas pueden disfrutarse ya en los cines a precios populares y también en directo. Pero esta apuesta de la Filarmónica de Berlín abre otras posibilidades tan novedosas como impactantes: conciertos casi a la carta, con sonidos impecables que uno puede disfrutar cómodamente desde su sofá.
No podía ser otra institución la que se situara en cabeza. "Tenemos que colocarnos en la cresta de la ola", asegura Rattle. "La gente espera que le ofrezcas estas cosas como el agua". El músico británico está demostrando saber estar a la altura de los nuevos tiempos con iniciativas así. Si Herbert von Karajan aprovechó el esplendor de la era discográfica dentro de la misma institución y colocó a la Filarmónica de Berlín en la vanguardia de aquel tiempo ya pasado, Rattle la ha aupado hacia la era tecnológica y digital cuando la música se veía más amenazada que nunca por ausencia de nuevos públicos.
Los responsables de la institución esperan una respuesta masiva ante el Digital Concert Hall. Han trabajado a fondo y concienzudamente en tres aspectos. En primer lugar, la búsqueda del mejor sonido posible y personalizado para cada equipo que reciba la señal. La mejor imagen con cámaras de alta definición dentro de la sala, que estarán situadas en lugares estratégicos para no estorbar a los asistentes en el auditorio berlinés. Por último, han elaborado un archivo respetable para atraer la demanda desde el principio con 16 conciertos disponibles, que han sido grabados previamente con la mejor tecnología. La gran música entra en casa de la mano de la mejor orquesta.
Más información:Pere Ros
Intérprete y profesor de viola de gamba y musicólogo
Hay momentos en que la emoción nos embarga y no podemos o no sabemos expresar lo que sentimos con nuestros lenguajes habituales; ahí están entonces los lenguajes de las artes y los rituales, para acompañar y dignificar nuestra humanidad, y ponernos y poner las cosas a la altura de nuestros sueños y a la altura de las circunstancias...
O mio babbino caro (Oh my dear papa) is an aria from the opera Gianni Schicchi (1918) by Giacomo Puccini (music) and Giovacchino Forzano (libretto). It is sung by Lauretta after tensions between Schicchi and his prospective in-laws have reached a breaking point that threatens to separate her from Rinuccio, the boy she loves. It provides a contrasting interlude expressing lyrical simplicity and single-hearted love in the atmosphere of hypocrisy, jealousy, double-dealing and feuding in medieval Florence of Puccini's only comedy, and it provides the only set-piece in the through-composed conversational musical give-and-take.
Among the more famous sopranos who have performed this aria are Frances Alda, Maria Callas, Victoria de los Angeles, Montserrat Caballé, Joan Hammond, Anna Netrebko, Dame Kiri Te Kanawa, Dame Elisabeth Schwarzkopf, Angela Gheorghiu, Sarah Brightman, Renée Fleming, and Renata Tebaldi.
Italian | Translation in English |
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O mio babbino caro | O my dear papa |
En: CIENCIAS SOCIALES HOY - Weblog
“Actualidad sobre cultura, política, sociología, economia…
Zygmunt BAUMAN: LA CULTURA DE LA INCERTIDUMBRE Y LA VULNERABILIDAD”. Entrevista por Daniel Gamper
así también la reflexión científica puede potenciar la invención."
Umberto Eco
"¿Cuáles son las cuatro partes de la gramática?
Las tres partes de la gramática son dos:
Sintaxis."
Francisco Marsá
"La sintaxis es
aquella parte de la lingüística que
todo el mundo espera que estudien los demás."
Carl Honoré: "Hemos secuestrado la niñez"
Este autor afirma que presionamos demasiado a nuestros hijos y que no les damos ni tiempo ni espacio para desarrollarse.
GASPAR HERNÁNDEZ
--Ha pasado usted de la lentitud a los hijos.
--¿Sabe cuál fue la chispa? Una reunión entre padres y maestros del colegio público de mi hijo de 7 años, en Londres. La profesora de arte estaba entusiasmadísima con él, y me dijo que sería un artista maravilloso y dotado. Salí corriendo del colegio y me puse en Google a buscar escuelas de arte pensando que mi hijo iba a ser el próximo Picasso. Hasta que lo hablé con él.
--¿Y cuál fue su reacción?
--Me dijo que él no quería dedicarse al arte. Que le gustaba dibujar, y punto. Y después me preguntó: "¿Por qué los adultos siempre lo tenéis que controlar todo?". Y fue entonces cuando me di cuenta de que quería acelerar el desarrollo de mi hijo, sin paciencia.
--¿Ejercemos demasiado control sobre los hijos?
--Sin duda. Estamos en un momento inquietante de la historia: los adultos hemos secuestrado la niñez de una forma nunca vista. Los políticos y burócratas han distorsionado la educación pública para transformarla en una fábrica: se trata de atiborrar a los niños con información académica y evaluarlos constantemente con pruebas y exámenes. Y también la industria publicitaria ha colonizado los rincones más íntimos de la niñez, para vender productos a los chicos.
--¿Y los padres, qué papel tienen en este maremágnum?
--Estamos en la línea de fuego. Oscilamos entre hacer demasiado, pasarnos con la exigencia del mejor currículo para nuestros hijos, y el otro extremo, que es no hacer lo suficiente. Esto no está funcionando.
--¿Con valores más rígidos, tendríamos una generación mejor?
--No estoy a favor de crear una cultura rígida alrededor de los chicos. Se trata de encontrar un equilibro entre la libertad y los límites que siempre necesitan para sentirse seguros y aprender a manejarse en un mundo basado en reglas y etiquetas. No veo mal la idea de imponer límites; es una necesidad básica. Pero el movimiento conservador promueve una rigidez excesiva: estos políticos están en contra de liberar la imaginación y la creatividad.
--Cada vez se detectan más depresiones, más desórdenes de la alimentación...
--Hay cosas fundamentales que no están funcionando. Si analizamos la energía, el tiempo y el dinero que estamos invirtiendo en nuestros hijos, tendríamos que asistir al nacimiento de la generación más brillante, más sana, más feliz de todos los tiempos. Pero los resultados nos dicen lo contrario. Hay muchos problemas de salud y salud mental entre nuestros hijos.
--Pero las intenciones siguen siendo buenas.
--Sí, todo empieza de un impulso positivo: hacer lo mejor para nuestros hijos. La ironía es trágica: lo estamos haciendo fatal. Les presionamos demasiado. No tienen ni el espacio ni el tiempo para desarrollarse cognitivamente.
--Según decía Claudio Naranjo en esta contraportada, educamos la razón, no la intuición.
--Estoy totalmente de acuerdo con Naranjo. Hemos creado una sociedad con miedo a la duda y a la incertidumbre. Queremos que todo sea blanco y negro, y cuantificable. La cultura del management ha terminado contaminándolo todo. Queremos balances y números, y eso es contrario a la verdadera intuición.
--Y usted, ¿cómo consigue aplicarse el cuento?
--Con pequeñas cosas. Intento estar con mi hijo en casa, sin controlarlo. Dejarle, por ejemplo, jugar, mientras yo cocino, sin controlarlo. Cenamos juntos con el televisor apagado. En nuestra casa es fundamental comer una vez al día juntos, sin televisor, y hablando.
--¿Cómo le cambió su apuesta por la lentitud?
--Hay un antes y un después. Antes trataba de hacerlo todo lo más rápido posible, y ahora lo intento hacer todo lo mejor posible. Una vez haces este clic, ya no buscas el camino más corto ni el más rápido, y colocas la calidad antes que la cantidad.
--¿En qué se concreta?
--Digo mucho que no. Digo no a proyectos de trabajo, a fiestas, para no caer en la trampa de estar sobrecargado. Priorizo las cosas importantes. El resultado es que disfruto más de la vida porque no paso volando por ella: no estoy haciendo cuatro cosas al mismo tiempo.
--¿Qué relación tiene con las nuevas tecnologías?
--Mucho más sana que antes. El móvil lo tengo casi siempre apagado. Con el correo electrónico me he impuesto una disciplina muy fuerte, de hierro. Tengo franjas fijas en que lo apago, para no estar pendiente siempre de él. Cuando tengo que acceder a un modo de pensar fértil y creativo, el pensamiento slow (lento), apago el correo electrónico. Estamos enloquecidos con el mail. Hay que desenchufarse.
Òbviament no tinc una bola de cristall a les meves mans, pel què el que us explicaré tot seguit no són més que previsions que molts analistes han anat donant, barrejades amb la visió personal del que serà i el que hauria de ser. També val a dir que una cosa és la visió de cap a on han d’anar els trets, i una altra de molt diferent cap a on aniran realment. Això últim és degut a diversos factors com poden ser el poder adquisitiu de les diferents nacions i persones o la conscienciació per l’ús de les noves tecnologies.
El primer que em cal explicar ja ho comencem a veure actualment, i és la creixent importància d’Internet i de les aplicacions que s’executen “en línia” (això és, des d’una màquina connectada a la Xarxa de xarxes). Els programes informàtics del futur tendeixen cap a una forma d’execució a través d’Internet [...]
És el que en anglès s’ha donat en anomenar “cloud computing”, que en castellà s’ha començat a traduir com a “computación de nube” i que en català encara no he trobat adaptat. I se’n diu així perquè es considera que en aquesta modalitat, Internet es comporta com un “núvol” d’ordinadors interconnectats on resideixen les nostres dades i els programes que emprem per crear-les, gestionar-les i visualitzar-les.
En aquest context l’usuari té molt poc o nul control sobre l’aplicació i les dades, on resideixen, la seva configuració i actualització. També cal comptar amb què deixa de banda tots aquests problemes a l’administrador del sistema, però alhora es troba amb què no pot corregir els problemes que sorgeixin pel seu compte.
Aquesta forma de treballar té una sèrie d’avantatges. Per exemple, no m’haig de preocupar de dur un ordinador a sobre si sé amb seguretat que allà on vagi tindré a la meva disposició una màquina amb connexió a Internet. Tampoc m’haig d’endur els meus documents en cap dispositiu, ja que els tindré al meu abast allà on vagi amb tan sols obrir el navegador i accedir al servei que allotgi els meus documents.
Quelcom molt pràctic és que aquesta forma de treballar em permetrà oblidar-me dels formats dels documents. Si treballo amb l’OpenOffice i l’ordinador a on haig d’editar un document no té aquest programa instal·lat, puc tenir problemes. En canvi, amb aquesta forma de treball em puc oblidar de amb quin format he desat els meus fitxers.
Naturalment, això farà que el navegador (que ja és una peça central en els moderns sistemes operatius) vagi guanyant en importància. De fet, ja es parla de recuperar un concepte que es va intentar fa uns anys sense gaire èxit: un ordinador que només arrencar, carregui un navegador web i no pas un sistema operatiu complet, per a poder treballar exclusivament amb aquestes aplicacions en xarxa que acabo de descriure.
Si bé el navegador guanyarà en importància, l’ordinador tal i com l’entenem ara mateix perdrà pes específic i es diluirà com a concepte entre diversos aparells. Com pot ser això? ben simple: els telèfons mòbils estan prenent cada dia més funcions dels ordinadors, mentre que els aparells de televisió amb TDT permeten una interactivitat que en el futur els podria fer decantar cap a una franja en la qual trepitgi certes funcionalitats dels ordinadors. També les videoconsoles i en general qualsevol aparell electrònic està guanyant en funcionalitats.
Jo, per exemple, ja fa temps que em connecto a Internet des del meu telèfon mòbil, hi gestiono el correu electrònic, hi edito documents i, en general, hi puc treballar gairebé com si estigués a la meva oficina davant de l’ordinador de sobretaula o el portàtil. En un futur no gaire llunyà, els nostres televisors disposaran d’un teclat inalàmbric i programes incorporats en una memòria que ens permetran emmagatzemar fitxers, connectar-nos a Internet, carregar un navegador i navegar per qualsevol plana web o emprar serveis en línia com el mateix Google Docs.
La connexió a Internet serà omnipresent. La telefonia mòbil deixarà d’existir tal i com està concebuda actualment (malgrat que això encara trigarà un xic més), ja que els telèfons es connectaran directament a Internet mitjançant la tecnologia WiMAX. I, si les operadores de comunicacions no ho bloquegen, fins i tot la telefonia fixa deixarà d’existir, ja que sortirà molt més a compte per a l’usuari deixar de tenir qualsevol infraestructura a casa seva i passar a captar les ones inalàmbriques que li arribaran des d’un repetidor, una cosa semblant a la televisió interactiva que tenim avui en dia però amb moltes més possibilitats.
Els dispositius electrònics també disminuiran moltíssim el seu tamany. Podrem disposar de reproductors de pel·lícules incrustats a les ulleres de sol, de manera que quan anem a la platja, per exemple, ens podrem estirar tranquil·lament al sol mentre veiem la darrera estrena que haurem llogat a través d’Internet.
No obstant, molt em temo que aquesta nova distribució de la tecnologia crearà també problemes. El principal serà l’aprofundiment de l’anomenada “escletxa digital“, consistent en que les diferències entre els països de l’autoanomenat primer món amb els del tercer món creixeran gràcies a l’ús de les noves tecnologies. Així, mentre uns encara esperaran una implantació massiva de l’ordinador, els altres veurem com aquest aparell té un preu irrisori i, gairebé, ens en regalaran un amb la compra d’un paquet de cereals.
De nosaltres, de l’humanitat, depèn fer un bon ús d’aquest avanç tecnològic i fer que ens iguali i no en remarqui la diferència. I, a tall individual, què podem fer per col·laborar-hi? Doncs en primer lloc, donar el nostre ordinador vell quan ens el canviem si encara està en condicions de ser usat. [...]
"L’educació no és només preparar el futur, sinó també procurar alegries en el present"
Mariano Dolci