Zigmunt Bauman: Vida líquida, Barcelona: Paidós, 2006, p. 105.
Partimos siempre de algún punto, de algún espacio, desde el que nos lanzamos a vivir. Se trata de un acto iniciático más o menos consciente, un ejercicio de voluntad, de decisión, de reafirmación de las ganas de reemprender la vida...
jueves, 8 de octubre de 2009
Espacio público
[...] Citando de nuevo a Nan Ellin, "permitiendo que florezca la diversidad (de personas, actividades, creencias, etc.)", un espacio público hace posible que se integren (o se reintegren) "las diferencias sin erradicarlas; de hecho, las celebra. El miedo y la inseguridad se ven aliviados por la preservación de la diferencia y por la posibilidad de moverse libremente por la ciudad". La tendencia a retirarse de los espacios públicos hacia islas de uniformidad se convierte, con el tiempo, en el mayor obstáculo a la convivencia con la diferencia, porque hace que las aptitudes para el diálogo y la negociación languidezcan y se acaben perdiendo. La exposición a la diferencia es la que, con el tiempo, se convierte en el factor principal de una convivencia feliz, porque hace que, en ese caso, sean las raíces urbanas del miedo las que se consuman y se sequen.
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