viernes, 9 de octubre de 2009

La ignorancia

Para las autoridades, impacientes por librarse de las constricciones que una democracia más próspera y fuerte impuso en su momento sobre sus dirigentes, esa impotencia del electorado producida por la ignorancia, la incredulidad generalizada en la eficacia del disenso frente al poder y la escasa disposición a implicarse políticamente, son fuentes de capital político muy necesitadas y bien recibidas: la dominación a través de una ignorancia y una incertidumbre deliberadamente cultivadas resulta más fiable y barata que un gobierno funcionando sobre un debate exhaustivo de los hechos y un esfuerzo prolongado de acuerdo sobre la verdad y sobre las formas menos arriesgadas de proceder. La ignorancia política se perpetúa a sí misma y, junto con la inactividad, constituye un material excelente con el que trenzar la cuerda que tan útil les resulta a quienes desean ahogar la voz de la democracia o atarla de pies y manos.

Zygmunt Bauman: Vida líquida, Barcelona: Paidós, 2006, p. 169.

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