John William Waterhouse. A mermaid, 1901
de la noche en blanco de las olas
silenciosas ladeándose volcándose
al fondo figurándose figuras.
Ha llegado hasta aquí que es hasta dónde
le ha gustado le gusta a ella llegar
y salir y salirse de las aguas
y buscar y buscarse en esta arena,
arena que se le abre como arcilla
de roca de la arena solitaria
en huecos que caducan al instante
hondamente al calor que da su cuerpo
de sirena que quiere que allí mismo
su tiempo de las horas quedamente
en surcos de la arena de su lecho
entierre repetir decir de nuevo
las cartas de cristales de la sal
memorias de un amor imaginario
del soplo levantado por el peso
del cuerpo que recorta en otro cuerpo
confines de un perfil que ha renacido
en fines del final de la otra piel
reflejos de jadeos y conjuros
que nacen de otro cuerpo en otro cuerpo
en tierra de luz luna acariciada
de cuerpo de mujer que está naciendo
cada vez que se piensa y que se siente
en ángulos visible sólo al verse
sirena de su voz que está cantando
sirena de sus brazos al nadar
sirena de su pelo al alisarse
sirena de su amor enamorado
sirena de su agua y de su sal
sirena de sirena de sirena...
3 comentarios:
Inquietantes seres acuáticos, salinos, yodados...
Gracias por tus comentarios enric. Leo y pienso en la necesidad de una mitología y cultura politeista. Más nos valiera tener a mano el ovillo de Ariadna y darle el capote a tantas equivocaciones_sabidas_para salir del atoalladero.
Bona tarda
Arancha, sí, el mar, un mundo oculto.
marce, aquellas narraciones fascinantes
siguen siguen y dan van dando juego
con esa galería de personas
personajes que son tan susceptibles
de nuevas relecturas y escrituras.
boas noites
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