lunes, 11 de octubre de 2010

Mujer muerta viviente en esta vida

Ofelia de John Everett Millais (1852)

¿Será tocar los labios para ti
eso que significa para mí?

Quise tocar los labios de la muerte,
los labios de tu muerte tan secreta,
los labios del secreto de tu muerte,
los labios de los sueños solamente.

Quise tocar tus labios de secretos
guardados en el cofre de tu cuerpo,
tus labios quizá muertos redivivos
tus labios que nacieron con tu muerte.

Quise saber si el sueño de mi luna,
mi luna de una noche de sirena,
sirena que se marcha mar adentro,
sirena que me brinda ese camino,
camino de los sueños en el mar
que parte del andar de una sirena,
era tu sueño y era el mismo sueño.

Quise saber si el sueño que vivía,
un sueño en un mar de noche 
negra ,
un sueño en un mar de plenilunio,
un sueño como un fósforo que alumbra,
un sueño como un fósforo encendido
en ráfagas de luz en tu figura,
en ráfagas de luz sobre tu cuerpo
traspasado en tu muerte por la luz,
era el sueño que tú también soñabas.

Quise, quise saber, ver el silencio
sin voz en la pregunta que aún me hago
sin voz en el aliento de tu muerte,
sin saber ni sabiendo último aliento
en tu cuerpo, en mi cuerpo, tan terrenos,
en tu cuerpo, en mi cuerpo, tan humanos,
en tu cuerpo, en mi cuerpo, sumergidos
en las aguas del mar que sabe a noche,
en las aguas del mar que sabe a luna,
en las aguas del mar que sabe a sueño,
en las aguas del mar que sabe a muerte,
el sueño de un secreto compartido,
el sueño de un secreto ritual,
el sueño del secreto de tu muerte,
el sueño del secreto de mi muerte,
el sueño del secreto de la vida...

3 comentarios:

marce dijo...

Gracias por tu comentario.
En estos momentos en los que la luz va mermando sus horas, los colores de las hojas vienen a apoyar nuestra mirada para atenuar la falta de ella. Las hojas llevan una muerte secreta que se traduce en su color otoñal, como anunciando que no se van. Que volverán brotando de su misma raiz cada año, dejan guardado durante su senescecia la yema escrita de su próxima forma. Nunca se supo realmente qué ganan los árboles degradando ciertas sustacias que habitan sus hojas, el caso es que cada año nos ofrecen un espetáculo inigualable de color que va variando cada día y varía cada año.
Es el secreto de la madre natura, es muerta viviente, porque muere y está viva.

Saludos.

Enric Batiste dijo...

Con este comentario, Marce, sumas
sentidos entramados de esta entrada,
secretos de este otoño que palpita
en hojas que se mueren por vivir...

Abrazo iluminado en tus palabras

Ofelia Gasque Andrés dijo...

Allí donde esté la frágil heroína del impulsivo Hamlet, seguro que podrá ver como las sombras tienen volumen.
Precioso y misterioso poema, tanto como el misterio.
Un abrazo